sábado, 21 de junio de 2014

La Pornografía es la Causa de mi Estupidez

La pornografía es la causa de mi estupidez. ¡Qué digo de la mía! De la de millones de personas que a diario consumen este producto y otros similares como películas eróticas, picantes, cachondas, guarrillas y demás subgéneros asociados al enredo de los cuerpos y a la exhibición de atributos. Exhibición acompañada de un repertorio de posibilidades que, gracias a estos contenidos divulgativos, uno por sí mismo nunca habría imaginado y es que en el mundo de la pornografía, nos guste o no, hay mucha creatividad y fantasía. Innovación se llamaría en el mundo empresarial e industrial.

La Revista por nográfica Gozo fue la puerta de entrada a la sexualidad de muchos adolescentes durante décadasEsta creatividad. este poder para fantasear, la capacidad para desafiar los límites del propio cuerpo y su posibilidades de complementación con miembros del sexo contrario, del mismo sexo e incluso de otras especies se lo debemos a la industria de la pornografía. Todo esto sazonado con escenarios de lo más variopinto en los que poder dar rienda suelta a todo tipo de encuentros y relaciones sexuales saliendo de la tradicional y rancia alcoba testigo silenciosa de los encuentros de amantes que no se amaban. 

¿Quién se atreve a afirmar que la pornografía no le ha aportado aprendizaje? Recuerdo mis escapadas en mi más tierna juventud, cuando comenzaba a deleitarme con el sabor del humo de los puros sobrantes de mi comunión, a los campos de trigo situados más allá de las vías que indicaban dónde acababa la ciudad y comenzaba el campo. Allí, tras coronar la llamada montaña de la muerte de Garrido, el Himalaya de mi infancia, descubríamos entre las páginas de las revistas robadas en el kiosco tras un alarde de planificación y saber hacer digno de una secuela cinematográfica del estilo Ocean's Eleven, que el Gozo no era sólo el título de una revista.

la montaña de la muerte ha sido siempre un icono del barrio de Garrido, su propio Himalaya

Toda este esfuerzo por mejorar la especie parece que tiene un nuevo efecto secundario. Mirar pornografía puede reducir el tamaño del cerebro. Esto es lo que afirman un grupo de investigadores alemanes. Dicen que según su estudio los consumidores habituales de pornografía tienen un cerebro más pequeño. Estaríamos ante los miembros más primitivos de nuestra especie. Aquellos que miran porno, ¡ojo! miran que no ven, es decir, aquellos que le ponen atención a lo que ven. Que analizan a conciencia cada escena, cada posibilidad, cada rictus y cada gesto resulta que somos más estúpidos. Yo que pensaba que era alguien más inteligente porque al fijar mi atención en los detalles técnicos de cada escena era un ser superior a los demás al no dejarme arrastrar por las más bajas pasiones resulta que, ahora, soy más estúpido.

Pornografía y Fútbol Mundial unidos pueden dar lugar a las personas más estúpidas que pueblan el planetaNo he tenido bastante a lo largo de mi vida con vencer el miedo a la posibilidad de quedarme ciego, de que se me secase la médula espinal, de verme condenado a ser un vicioso, una persona merecedora de avivar eternamente las llamas del infierno con el dolor de mis placeres. Ahora también resulta que puede ser causa de menor capacidad intelectual. Esto bien manejado puede ser un buen argumento para justificar el fracaso escolar de muchos. Ahora bien, me queda una duda. Si vinculamos el consumo de pornografía con el de consumir un espectáculo deportivo como es el fútbol, más aún en fechas como estas en pleno Mundial de Brasil ¿Qué podríamos decir de aquellos que hayan visto la película Pichichi tu picha en mi chichi? La respuesta la dejo en vuestras ocupadas manos.

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